“Las empresas que quieran sobrevivir están obligadas a mejorar permanentemente sus procesos productivos, en calidad y consumo de energía”

José Miguel Bago, presidente de Grupo Enersol

-La energía siempre ha sido un elemento esencial en el desarrollo de cualquier sociedad, ¿qué visión tiene del futuro de este recurso?

-La energía ha sido, hasta la fecha un bien escaso y caro, pero que no ha sido considerado en algunos sectores económicos como un coste estratégico. El desarrollo de la Humanidad está suponiendo un incremento exponencial de sus necesidades, lo que está generando numerosos problemas globales como el calentamiento global y el cambio climático.

Para disminuir estos efectos se trabaja en dos direcciones: la eficiencia energética (consumir menos energía en un proceso o actividad obteniendo un resultado semejante o superior al anterior), y la generación mediante sistemas renovables que disminuyen sustancialmente los costes y evitan emisiones de efecto invernadero.

-¿Cómo impacta esta evolución en la industria, y más concretamente en la industria agroalimentaria?

-La industria, y por extensión la industria agroalimentaria, está obligada a adaptarse a este nuevo contexto, lo que le va a obligar a transformar sus procesos productivos para adoptar el uso de equipos muy eficientes energéticamente, además de tener una alta calidad en su producción. Aquellas industrias que no se actualicen quedarán obsoletas, porque los mercados cada vez son más exigentes en este tipo de requerimientos, a la vez que cada vez hay unas mayores exigencias legales en este ámbito.

Pero más sensible aún es el mercado agroalimentario, donde cada vez más se exige la trazabilidad de sus productos desde el origen, así como la cuantificación de los consumos energéticos que ha requerido cada proceso. El cliente exige reducciones sistemáticas de estas necesidades energéticas, o la sustitución de energías fósiles por energías de fuentes renovables no contaminantes.

-¿Pero esto supone realizar nuevas inversiones, que en la mayoría de los casos son de importes elevados?

-Efectivamente, pero hay que tener en cuenta que la alternativa es la obsolescencia y, por tanto, la práctica desaparición de la actividad por perdida de los clientes. Aquellas empresas que quieran sobrevivir están obligadas a mejorar permanentemente sus procesos productivos, en calidad y consumo de energía. Esto supone que, a la hora de selección de las inversiones y proveedores a contratar, el precio no debe ser el único criterio de decisión, sino que estos otros criterios deben de tenerse en cuenta de igual forma.

Pero esta nueva visión tiene su recompensa, ya que aquellos que apuesten por estos modelos obtendrán un aumento del valor de sus productos y, por ello, una mejora del margen de beneficio.

– ¿Y exigen ayudas por parte de la Administración para acometer estas inversiones?

Afortunadamente si, dentro del Plan 2016-2020, la Agencia Andaluza de la Energía publicó una serie de incentivos a las pymes para la transformación de sus procesos productivos, exigiendo al menos un ahorro del 10% en sus consumos energéticos. En una primera ronda los fondos se agotaron, pero está previsto que antes de final de año se vuelva abrir otra ventana para que las empresas puedan solicitar estos incentivos.

– ¿Cuáles son las características principales de estos incentivos?

-El alcance es variado, ya que se pueden solicitar varias tipologías, como sustitución de equipos productivos, sustitución de procesos productivos, instalación o reemplazo de sistemas de generación de energía renovables (biomasa y fotovoltaica fundamentalmente), y la implantación de sistemas de gestión energética, que permitan medir y gestionar el consumo energético de los procesos productivos, y ayuden a la implantación de la ISO 50001.

La exigencia principal, como ya he comentado para los dos primeros casos, es el ahorro de al menos el 10% del consumo energético, lo que debe considerarse un objetivo ambicioso. Este objetivo obliga a la instalación de equipos de alto rendimiento energético, y al diseño de estas trasformaciones por personal cualificado y conocedor de los procesos productivos, y de las alternativas que los proveedores más avanzados ofrecen al mercado.

Los importes incentivables varían desde el 25% al 40 % de la inversión según la modalidad de actuación que se quiera realizar, pero se espera que estos porcentajes se incrementen en la próxima ventana.

-¿Cómo se pueden solicitar estos incentivos?

-Las solicitudes se pueden realizar directamente por las pymes, para lo cual tendrán que contratar una entidad colaboradora que les realice los certificados técnicos (certificado previo y posterior) que garantice el cumplimiento de las condiciones establecidas en las bases reguladoras.

Como forma alternativa y más idónea, se puede realizar la solicitud del incentivo a través de las entidades colaboradores registradas ante la Agencia Andaluza de Energía, en cuyo caso estarán contratando la ejecución de la actuación a esta empresa. Esta última modalidad de solicitud y tramitación de la actuación esta incentivada con un 5% adicional de incentivo, y evita a la pyme todos los trámites administrativos y técnicos.

-Y finalmente, ¿tiene alguna recomendación para las Pymes en esta materia energética?

-Hasta la fecha los cambios se han producido lentamente, pero el desarrollo tecnológico está provocando que la velocidad de los cambios sea mucho mayor, y la energía se está convirtiendo en un recurso estratégico. Esto exige una mejora permanente en los procesos productivos, buscando fundamentalmente la calidad, la disminución de consumos y el uso de fuentes renovables. Aquella empresa que se quede atrás probablemente perderá parte o todos sus clientes. Por ello, estos incentivos que ofrece la Junta de Andalucía son una magnífica oportunidad para avanzar en este proceso de excelencia.

 

 

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